Las sentencias de Inca Pachacútec


El Inka Pachakutiq Yupanki (que quiere «emperador que muda la dirección de la tierra, [y que] se ha de admirar» en quechua), el noveno Sapan Inka, nació en Cuzco  —en el palacio del Kusikancha— en el 1418, y falleció allí en aproximadamente 1471 o 1472. Sus refranes fueron recogidos por Blas Valera, el cual compuso un manuscrito fascinante sobre la cultura incaica, todo en latín. Lamentablemente cuando piratas ingleses arrasaron la costa de Cádiz en el año 1596, murió Valera y sus papeles quedaron reducidos a cenizas. El único solaz que salió de eso fue que a Garcilaso le entregó los papeles el cura Pedro Maldonado (quien logró salvar una cantidad no diminuta de las hojas), y Garcilaso luego los tradujo al romance. Otra lástima es que Garcilaso nunca citó el texto original en latín, salvo por una canción que Valera tradujo del quechua al latín. Hubiera sido el primer escrito detallado sobre la cultura incaica escrito enteramente en latín. 

Más allá de todo eso, podemos disfrutar de estas citas y sentir agradecidos que por lo menos diez nos han llegado. Y si se logra descifrar más qhipus este siglo, quizás podremos agregar más refranes de otros Incas emperadores a esta lista.


Las sentencias de Inca Pachacútec 


Un retrato de Pachakutiq Inka Yupanki (1418–1471 o 1472)




[Garcilaso]: «En otra hoja hallé parte de los dichos sentenciosos de este Inca Pachacútec; son los que siguen:

    I. Cuando los súbditos y sus capitanes y curacas obedecen de buen ánimo al Rey, entonces goza el reino de toda paz y quietud.

II. La envidia es una carcoma que roe y consume las entrañas de los envidiosos. 

III. El que tiene envidia y es envidiado, tiene doblado tormento.        
                
           IV. Mejor es que otros, por ser tú bueno, te hayan envidia, que no que la hayas tú a otros por ser tú malo. 

           V. Quien tiene envidia de otro, a sí propio se daña.  

            VI. El que tiene envidia de los buenos saca de ellos mal para sí, como hace la araña en sacar de las flores ponzoña. 

            VII. La embriaguez, la ira y locura corren igualmente; sino que las dos primeras son voluntarias y mudables y la tercera es perpetua. 

            VIII. El que mata a otro sin autoridad o causa justa, a él propio se condena a muerte. 

            IX.  El que mata a su semejante, necesario es que muera; por lo cual los Reyes antiguos, progenitores nuestros, instituyeron que cualquiera homiciano fuese castigado con muerte violenta, y Nos los confirmamos de nuevo. 

          X. En ninguna manera se deben permitir ladrones; los cuales, pudiendo ganar hacienda con honesto trabajo y poseerla con buen derecho, quieren más haberla hurtando o robando; por lo cual es muy justo que sea ahorcado el que fuere ladrón».


(al inglés)
[Garcilaso]: On another folio I discovered a part of the sententious remarks of this Inka Pachakutiq, which are the ones that follow:

     1. When the subjects and their captains and their kurakas obey the Inka with a good heart, then the Tawantinsuyu will enjoy peace and tranquillity. 

  2. Envy is a woodworm which gnaws at and decays the entrails of those who are envious.

    3. He who is envious and is also envied, lives with a double torture.

     4. It is better for others to envy you, when you are righteous, rather than you envying others and being wretched. 


     5. Whoever is envious of another, does harms unto himself.


     6. Whoever envies the righteous, brings out the worst in them, like the manner in which a spider extracts poisons from a flower. 


     7. Drunkenness, rage and madness are one and the same; save that the first two are voluntary and changeable and the third is perpetual. 

     8. He who kills another with authority or just cause, condemns himself to death.       


  9. Whoever kills his fellow man, it is pressing that he die; to that end, the ancient Inkas, our own progenitors, established that any homicide should be punishable by a painful death, and we ourselves shall confirm this once again. 



10. In no way whatsoever are thieves to be tolerated; the which, being able to earn a homestead through honest labour and own it out right, prefer to pillage and rob; and for that, it is more than just that they be hung as thieves. 








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