Carmina Medievalia III: Venancio Fortunato - Un poema sobre las flores

 

Un poema de Venancio Fortunato

 

V. Ad domnam Radigundem[1]

 

Tempora si solito[2] mihi candida lilia ferrent

aut speciosa foret[3] suave rubore rosa,

haec ego rure legens aut caespite[4] pauperis horti

misissem magnis munera parva libens.

Sed quia prima mihi desunt, vel solvo secunda:

profert qui vicias[5] ferret amore rosas.

Inter odoriferas tamen has quas misimus herbas

purpureae violae nobile germen habent.

Respirant pariter regali murice tinctae

et saturat foliis hinc odor, inde decor.

Hae quod utrumque gerunt pariter habeatis utraque,

et sit mercis odor flore perenne decus.

 

 

 

Carminum in prosa positum

 

Si tempora, solito, mihi ferrent lilia candida, aut [si] foret rosa speciosa [cum] rubore suave, ego, libens, misissem, [por] magnis [muneribus quod me dedisti/misisti] haec munera parva, legens [ea] [ex] rure aut caespite horti pauperis.

Sed quia prima mihi desunt, vel solvo secunda: Profert vicias qui ferret rosas [cum] amore. Inter tamen herbas odoriferas quas [ad te] misimus, has habent germen nobile violae purpureae.

Respirant pariter tinctae [cum] regali murice et hinc odor saturat foliis, inde decor [suus]. Hae [viciae et violae] gerunt utrumque [odorem], quod habeatis pariter utraque, et odor mercis, sit perenne decus flore.

 

 

 

 

 

      

Venancio Fortunato  

(530 - c. 600)

 

A la señora Radigunda[6]

 

Si la estación (como lo solía hacer), me donase un lirio blanco,

o si hubiera una rosa especiosa con su suave rubor,

yo, con gusto, te los mandaría estos parvos regalos,

                                   [como si fuesen grandes,

recogiéndolos del campo o césped de un huerto pobre.

Pero ya que no cuento con la primera, recompenso con la segunda:

Ofrece vezas el que llevaría rosas con amor.

Pero entre las hierbas odoríferas que te hemos mandado,

tienen el noble germen de la violeta púrpura.

Respiran de igual manera, tintadas con múrice[7]real,

y esta aroma satura sus hojas; de ahí su belleza.

Las dos llevan sus sendas aromas, para que puedas tener las dos,

y que la aroma de los bienes sea una belleza perenne para la flor.

 



[1] Algunas ediciones llevan el subtítulo Ad eandem de violis [a la misma, sobre las violetas].

[2] «solito»: adv. normalmente, usualmente.

[3] «foret»: aquí, hubiera, no fuera.

[4] «caespite»: abl. sing. de caespes; césped.

[5] «vicia»: veza, algarroba ( planta). Esta planta, bajo en nombre ervum [yero], fue mencionado por Horacio, en sus Sátiras, lib. II, 6: «tum rusticus: "haud mihi vita  est opus hac" ait et "valeas: me silva cavosque tutus ab insidiis tenui solabitur ervo».

[6] Se trata de Radigunda (c. 520 – 587), princesa de los turingios y reina de los francos. Se destacó durante su vida por su ascetismo y veganismo. Escribió algunos poemas al mismo Venancio sobre tablillas que no han llegado a nuestros días. Eran amigos e intercambiaban regalos además de los poemas. En síntesis, el poema es una defensa de las vezas, que sí tienen el mismo valor que una violeta, por compartir el mismo que color que esta.

[7] «múrice»: poét. púrpura. En la edad media, la connotación del color púrpura con la realeza se mantuvo en el imperio bizantino y el Πορφυρογέννητος [Porphyrogenitus o porfirogéneta], lit. «nacido en la púrpura». El mismo concepto se denominaba toga picta [toga pintada] en latín.

 

 

Galería:


Edouard Manet (1832-1883) Un ramo de violetas, 1872. 

 

 

 

 

 

 

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